" Yamila era de muy buena familia, rica, irreprochable y bella como una flor. El hermano de Sharifa había ahorrado dinero en Canadá y podía, por tanto, permitirse pedir la mano de esta belleza de dieciocho años. La boda no tuvo igual, con quinientos invitados, platos fastuosos y la novia espléndida. Todo había sido organizado por los padres, y Yamila no conoció a su prometido hasta el día de la boda. El novio, un hombre alto y flaco, de unos cuarenta años, vino directamente de Canadá para casarse con la afgana, pasó quince días con su esposa y luego regresó a Canadá para ocuparse del visado de Yamila y que ella pudiera seguirle los pasos. Mientras tanto, ella vivía con los dos hermanos de Sharifa y las esposas de ambos; pero el proceso para obtener el visado tardó más de lo esperado.
Al cabo de tres meses estalló el escándalo. La policía informó a la familia de que alguien había visto entrar a un hombre en el cuarto de Yamila por la ventana. Al hombre no le cogieron nunca , pero los hermanos de Sharifa encontraron su teléfono móvil en el cuarto como prueba de la relación. La familia de Sharifa anuló el matrimonio de inmediato y devolvieron a Yamila a su propia familia. La muchacha fue encerrada en una habitación mientras se celebraba un consejo familiar que duró tres días." (Pág. 41-42).
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