Cando Esther Hautzig tiña 10 anos e vivía en Vilna, que entón pertencía a Polonia, viuse obrigada a deixar a súa casa pola forza e trasladarse a Siberia xunto
coa súa familia. Estamos nos tempos da Segunda Guerra Mundial. A viaxe, en camións para o gando e nunhas condicións lamentables, durou varias semanas. Alí son instalados en Rubtsovsk, una pequena poboación en plena estepa, nun primeiro momento nunha vella escola, e despois en varias cabanas do poboado. As condicións de vida son durísimas (a climatoloxía, o traballo, a pobreza ...) Pouco a pouco van saíndo adiante no medio das moitas dificultades que se presentan a cada paso.
coa súa familia. Estamos nos tempos da Segunda Guerra Mundial. A viaxe, en camións para o gando e nunhas condicións lamentables, durou varias semanas. Alí son instalados en Rubtsovsk, una pequena poboación en plena estepa, nun primeiro momento nunha vella escola, e despois en varias cabanas do poboado. As condicións de vida son durísimas (a climatoloxía, o traballo, a pobreza ...) Pouco a pouco van saíndo adiante no medio das moitas dificultades que se presentan a cada paso."Había un lugar donde me olvidaba del frío e incluso de Siberia:la biblioteca. Allí, en aquel pueblo enlodado, constituía una gran institución. No físicamente, desde luego, pero sí en los demás sentidos. Era una pequeña cabaña de troncos, impecablemente cuidada y atendida con cariño; estaba bien iluminada con lámparas de aceite y, además, ¡bien caldeada! Pero lo mejor era que contenía una
colección discreta pero asombrosa de la mejor literatura mundial :algo de veras prodigioso si se tiene en cuenta la época, el lugar y el tamaño de aquella biblioteca. Las paredes estaban recubietas de libros de arriba abajo:libros,libros,libros.Fue allí donde me iría familiarizando con las obras de Dumas, con las de Shakespeare traducidas por Pasternak, con las novelas de Mark Twain y Jack London y, por supuesto, con los rusos. Fue en aquella cabaña por donde me escapé de Siberia, bien leyendo allí, o bien llevándome libros a casa. Gracias a esa biblioteca y a dos profesores extraordinarios, desarrollé una pasión permanente por los grandes novelistas y poetas rusos. Fue allí donde aprendí a hacer cola con paciencia hasta que llegaba el turno de sentarme ante una mesa y ponerme a leer; o donde aprendí a esperar -a veces durante meses- a que un libro estuviese disponible. Fue allí donde aprendí que leer no es sólo un gran placer, sino también un privilegio." (Páx.190)
colección discreta pero asombrosa de la mejor literatura mundial :algo de veras prodigioso si se tiene en cuenta la época, el lugar y el tamaño de aquella biblioteca. Las paredes estaban recubietas de libros de arriba abajo:libros,libros,libros.Fue allí donde me iría familiarizando con las obras de Dumas, con las de Shakespeare traducidas por Pasternak, con las novelas de Mark Twain y Jack London y, por supuesto, con los rusos. Fue en aquella cabaña por donde me escapé de Siberia, bien leyendo allí, o bien llevándome libros a casa. Gracias a esa biblioteca y a dos profesores extraordinarios, desarrollé una pasión permanente por los grandes novelistas y poetas rusos. Fue allí donde aprendí a hacer cola con paciencia hasta que llegaba el turno de sentarme ante una mesa y ponerme a leer; o donde aprendí a esperar -a veces durante meses- a que un libro estuviese disponible. Fue allí donde aprendí que leer no es sólo un gran placer, sino también un privilegio." (Páx.190)- Título : La estepa infinita.
- Autora : Esther Hauzig.
- Editorial Salamandra, 253 páxinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario